Sobre una saga de fotógrafos: los Ibáñez.

domingo, 23 de diciembre de 2012

DANDI



Con estas noticias puedes enfadarte o quedarte mirando...




Pero no dejes nunca de escribir!


[Fantasía de un dandi. Autor y modelo: Juan Giménez Torregrosa, en colaboración con su mujer Asunción Ibáñez Martínez. Yecla, hacia 1920. Fotomontaje, formato postal. (Colección Juan Giménez Ibáñez).]

Juan y Asunción se casaron en 1914 y tuvieron tres hijos: Ramón, Juan Antonio y Amparo. Juan Giménez Torregrosa fue fotógrafo profesional durante unos pocos años, desde que se retira su suegro Juan Ibáñez Abad, a finales de los años 20, hasta mediados de los años 30. De él y de Asunción aprende este oficio que compagina con otros muchos. Su principal aportación al estudio de la calle Niño 52 fue su visión comercial y la modernización que supuso contratar a un magnífico retocador: Candela. Este bohemio de Yecla era capaz de realizar montajes tan curiosos como el de estas dos postales.

En la primera de ellas Juan lee El Liberal de Murcia, pero se hastía y arruga el periódico ya convertido en hojas impresas. En la segunda, escribe una carta, pluma, tintero y lacre. La pluma acaba en su oreja, la carta no sabemos. El mensaje que Juan quiere transmitirnos con esta serie se presta a múltiples interpretaciones. Nosotros hemos propuesto dos pies o lemas seguramente poco originales, así que esperamos recibir alguna sugerencia más adecuada de los lectores de este blog.  Queda claro que Juan Giménez Torregrosa tenía mucho humor y mucho estilo, propios de un dandi de los felices años 20, y es que con alegría todo se lleva mejor.

Dedicado a Ramón, Juan y Amparo..., y también a todos los que utilizáis el periódico para envolver las acelgas.


lunes, 3 de diciembre de 2012

El secreto de Federico Motos


[Retrato de Federico Motos Fernández (1865-1931). Autor: Alejandro Ibáñez Abad. Chinchilla, hacia 1890Carte-de-visite: 10,1 x 6,1 cm. Biblioteca Virtual de la Real Academia Nacional de Farmacia. Número de control: RANFE20110006280. La fotografía está pegada al revés sobre el cartón, velando parcialmente el membrete: Alejandro Ibáñez, fotógrafo y pintor. Dorso: Gabinete fotográfico A. Ybáñez. Hellín. Casa fabricante de las tarjetas: Lohr y Morejón, Madrid. Esta casa de productos fotográficos ayuda a la datación, aunque Manuel Carrero la ubica en 1890 (Historia de la industria fotográfica, CCG ediciones, 2001, p. 46), hemos encontrado referencias en los Anuarios Comerciales desde 1885, por lo que fechar el retrato a partir de entonces sería posible. Sobrescrito con tinta azul: D. Federico Motos = Chinchilla.]

Manuel Sagredo nos envía el enlace de esta curiosa fotografía: Federico Motos veinteañero. Las anotaciones manuscritas al dorso son raras, así que aprovechamos para tirar del hilo. ¿Qué hacían Federico y Alejandro en Chinchilla, si el primero era de Vélez Blanco y el segundo de Hellín?

Federico Motos, farmacéutico y pionero de la arqueología española, natural de Vélez Blanco (Almería), termina los estudios de doctorado de Farmacia en 1886 en la Universidad Central de Madrid, según consta en su expediente académico (UNIVERSIDADES, 1115, Exp. 64) conservado en el Archivo Histórico Nacional. En 1890, con 24 años, se casa con Caridad Torrecillas, e instala su residencia y su propia farmacia en Vélez Blanco. En este pueblo almeriense vivirá desde entonces, aunque las expediciones arqueológicas y las temporadas lejos su casa serán habituales. Al parecer, desde 1886 y hasta su boda en 1890, distribuye el tiempo entre Madrid, Granada y Vélez Blanco (Martínez, Cándida y Muñoz, Francisco, Federico Motos. Historia y arqueología del sureste peninsular en los inicios del siglo XX, Universidad de Granada, p. 38), pero el dorso de la foto sugiere algo más. En el libro citado (p. 25) encontramos la pista: Demetrio Motos, padre de Federico, fue juez de Primera Instancia en varias poblaciones, entre ellas Chinchilla.

Para acotar las fechas buscamos el nombramiento chinchillano de Demetrio:
MINISTERIO DE GRACIA Y JUSTICIA
Resoluciones adoptadas respecto al personal de Jueces de Primera Instancia en las fechas que se expresan.
26 Febrero de 1887. Nombrado en el turno 3º de dichas disposiciones para el de Chinchilla, de entrada, vacante por defunción de D. Federico Castelló, a Don Demetrio Motos y García, abogado de los Tribunales que reúne las condiciones exigidas para su ingreso en la carrera.
Méritos y servicios de D. Demetrio Motos y García.
Se le expidió el título de Licenciado en Derecho civil y canónico en 31 de julio de 1862, habiendo ejercido la profesión en Vélez Blanco durante más de nueve años pagando cuota de contribución.
Ha sido Juez municipal de Vélez Blanco, y desempeñó el cargo de Oficial segundo de la Comisión de examen de cuentas de la provincia de Almería. (Gaceta de Madrid, 84, de 25/03/1887, p. 954).

Y también su traslado:
El Juez de Totana, Sr. López Cardona ha sido trasladado a Fonsagrada (Lugo), nombrando para ocupar su vacante a D. Demetrio Motos y García, que desempeñaba el Juzgado de Chinchilla. (Las Provincias de Levante, 22/04/1893, p. 3).

Por tanto el juez Demetrio, padre de Federico Motos, vivió en Chinchilla (Albacete) desde el 26/02/1887 hasta el 22/04/1893. Su hijo, no sólo lo visitaría en estas fechas, sino que pasaría temporadas con él, y en una de éstas Alejandro le haría su retrato de juventud al revés, carente aún de la barba que lucirá Federico en las imágenes que hasta hoy se habían publicado. Sí, en cualquiera de estas fechas pudieron coincidir, por eso la datación en 1890 de la Biblioteca de la RANFE es bastante certera. Pero elijan ustedes, mirando la posible edad del retratado en sus ojos y facciones, qué edad podría tener dentro de un período que va desde los 22 a los 28 años, y así darán con su fecha exacta. Alejandro Ibáñez, con treinta y tantos, todavía tenía ganas y fuerzas para estas expediciones fotográficas que lo hacían viajar por toda la provincia.

En aquel entonces Federico Motos ya se interesaba por la arqueología, así que le preguntó a Alejandro qué había por la zona de Hellín. El fotógrafo le habló de un cerro donde brotaban santos antiguos y cabezas de mármol en un paraje que llamaban Minateda, y le explicó que muy cerca también había un refugio en una ladera con paredes sorprendentes. Si se friccionaban con un poco de agua, emergían figuras que no parecían de este mundo. Él iba allí de excursión con sus hijos y los asustaba sacando al hombre fósil de la piedra mientras susurraba conjuros en latín. Había hecho fotos donde se podían apreciar, pero las tenía en su estudio de la calle Osarios.

Durante años guardó el farmacéutico la información de Alejandro, hasta que...
(Ver p. 33 y ss).

Y el hallazgo no tardó en ser procesado por el ámbito académico:
Sin remontarnos a las noticias que podemos considerar históricas, y sólo por aportar algunos hitos señalados, la historia de la investigación comienza con los trabajos del equipo de Henri Breuil, quien encarga diversos trabajos a Federico Motos para el estudio de las pinturas rupestres en el sureste. De esta amplia zona se estudia Hellín y se lleva a cabo el descubrimiento del conjunto de Minateda en 1914 (Breuil, 1920) por parte de Pedro Flores, un prospector a sueldo de Federico Motos (Ripoll perelló, 1988). Este hecho motiva la realización de una campaña en 1915 con el estudio de las pinturas, la excavación de la necrópolis ibérica del bancal del Estanco Viejo (su revisión en López Precioso y Sala Sellés, 1988) y el primer estudio riguroso que se publica en 1946 (Breuil y Lantier). (En López Precioso, Francisco Javier, “La investigación arqueológica en el Campo de Hellín. Valoración de un modelo de estudio”, en Arqueología de Castilla La Mancha, Universidad de Castilla La Mancha, 2007).


[Minateda, 1927/1928. A la izquierda, la ciencia, el arqueólogo Hugo Obermaier, con traje oscuro y paraguas. En el centro, el poder, con mano napoleónica, el alcalde de Hellín Juan Martínez Parras, y a su lado el duque de Alba, apoyado en su bastón. A la derecha, el dinero y las tierras, el clan de los Campaña, dueños de la Nava. Esta imagen apareció en el libro sobre el Colegio Martínez Parras, de Pedro Jesús Blázquez, p. 20, aunque en el pie de foto se omitía la presencia del noble. En cuanto a la fecha, se indica en dicha publicación 1927, pero a la luz de las siguientes referencias, parece más bien que esta foto pudo tomarse en 1928, posiblemente en primavera.]

Precisamente científicos y académicos se pusieron manos a la obra cuando se dispararon las alarmas a causa de los daños sufridos en la cueva. Quienes pusieron el grito en el cielo fueron Joaquín Sánchez Jiménez y Pedro Novo Colson en la sesión de 17 de febrero de 1928 de la Real Academia de la Historia. Al margen de la papeleta de protesta, el secretario escribió: Darles gracias y esperamos noticias para proceder en conveniencia. En la sesión de 02/03/1928, Joaquín Sánchez Jiménez insiste con otra carta en varios de los daños sufridos y sus causas, en la Cueva mayor de las de Minateda, que es lo que hasta ahora ha podido examinar. Ante el cariz que estaba tomando la cosa, se decide derivar el asunto a Hugo Obermaier. El celo de Joaquín Sánchez Jiménez le valdrá la confianza de la Comisión Provincial de Monumentos y de la RAH para informar sobre nuevos descubrimientos en el Tolmo de Minateda a partir de 1930, pero sobre todo le valdrá al alcalde de Hellín, Juan Martínez Parras, un buen tirón de orejas por tener tan descuidadas las pinturas rupestres del abrigo de Minateda. Obermaier, que se las sabía todas, y conocía los contactos de Martínez Parras en Madrid, implicó al mismísimo duque de Alba, presidente de la RAH, en la defensa del abrigo, y en Hellín se plantaron ambos a cantar las cuarenta a más de uno. (Obsérvese el gesto de los retratados, para entender la situación). Evidentemente, la historia llegó a la prensa, así ocurría el 12/11/1928 en La Voz, de Madrid, (página 9):


Y un par de años después:
De esto se ocupó a tiempo la Comisión provincial de Monumentos, pero no fueron bastantes los esfuerzos que realiza para impedir la destrucción de esta importante riqueza arqueológica que va perdiéndose a medida que aparece, y que. sin embargo, constituye una interesante estación, muy visitada por las Comisiones científicas de todos los países.
Ya en 6 de febrero de 1928 se hicieron gestiones cerca de la Real Academia de la Historia para que ésta se incautara del valioso vestigio antes de que fuese destruido absurdamente, gestión que dio lugar a una visita hecha por el duque de Alba y el profesor Obermaier, y a un principio de encauzamiento de cosas para su conservación.
Con laudable intención se interpuso el Ayuntamiento, asumiendo el cuidado del abrigo, y en tal sentido actuó, comprando los terrenos en que se encuentra enclavado. Pero esto no es bastante. Apelamos al propio testimonio del duque de Alba, que de propia ciencia conoce la valía y significación de estas pinturas, para las que invocamos la conveniencia de que pasen a la jurisdicción del Estado, a los fines de su custodia adecuada, como monumento de investigación científica y curiosidad y enseñanza del turismo. (Manuel Oñate Soler, en El imparcial, 06/04/1930, p. 6).

Y es que la actual obsesión por vallar el campo y por ocultar la cultura a nuestra mirada tampoco tiene sentido. Los gestores de hoy se dedican a crear espacios muertos, “protegidos” dicen ellos; invirtiendo en la fachada, pero esta fachada se agrieta si no hay personal cualificado que la mantenga ni visitantes que le den pulso. Poco antes de la Guerra Civil, Carmen Tomás Espinosa, biznieta del fotógrafo Alejandro Ibáñez, una niña de apenas seis años, trepaba por la ladera con un trapo y un bote lleno de agua. Siempre restregaba la figura que más le gustaba: una madre que llevaba de la mano a un niño. Sin saber nada sobre la oxidación de los pigmentos naturales, ni de los deterioros advertidos por los departamentos universitarios de química, Carmen frotaba la roca y presentía. No comprendía el magnetismo que enganchaba su mirada a la de otra niña que vivió hace miles de años y se observó allí pintada, agarrando fuerte la mano de su querida madre, protegidas para siempre en aquel escondite, sin rastro del guarda, en secreto.

Dedicado a Manuel Sagredo, al simpático personal de la Biblioteca de la Diputación Provincial de Almería, y a todos los bibliotecarios y archiveros que realizan su callada e imprescindible labor para conservar nuestra memoria.



sábado, 24 de noviembre de 2012

Nuevo proceder del conde de Lipa



[Mujer con dorso romano. Autor: Luis Tarszenski, conde de Lipa. Cáceres, hacia 1866. Tarjeta histórica. Dorso: Carnaval de Roma. Conde de Lipa. Fotógrafo de SSMM y AA. En Privilegio 4300, fragmento. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas.]

El maestro de los Ibáñez y de tantos otros fotógrafos españoles patentó en 1867 las tarjetas históricas y monumentales. Consistía el invento en ilustrar el dorso de las fotografías con una imagen elegida por el retratado. La imagen, extraída de un grabado o de un óleo, poseería cierto aroma histórico y se supone que alguna relación con la persona retratada. Esta mujer prefirió los carnavales de Roma a las ruinas de Pompeya.

PRIVILEGIO 4300
(Transcripción de la MEMORIA escrita de puño y letra, y firmada por el Conde de Lipa. Se mantiene la ortografía del original).

Sello 9º / Año de 1867
Descripción de el proceder inventado por el Conde de Lipa, fotógrafo de SSMM y del Príncipe, con obgeto de perfeccionar las targetas para retratos fotográficos.
Las targetas de la invención del recurrente se llamarán históricas y monumentales, porque ha de colocarse una vista de ciudad, paisage, edificio, monumento o episodio histórico al gusto y a la elección de las personas que se retraten y al dorso de las targetas gravadas al efecto; resultando de este proceder no solamente un adorno que ningún artista hasta hoy ha usado, ni en España ni en el Estrangero, sino que al mismo tiempo proporciona interesantes recuerdos sacados de vistas originales, y de reproducciones de los mejores gravados y cuadros al óleo, con el mayor esmero y perfección que sabrán apreciar los que se retraten y las personas a quienes sean dedicados los retratos.
Cáceres, 12 de Febrero, de 1867.
El Conde de Lipa


(Transcripción de la SOLICITUD).
Ministerio de Fomento
Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio
Industria y Comercio

Remito a V.S., para que se sirva informar, la adjunta instancia y pliego cerrado que por conducto del gobernador de la provincia de Cáceres dirige a S.M. con fecha 12 de Febrero último Don Luis Tarszenski, Conde de Lipa, solicitando Real Cédula-privilegio de invención por cinco años, a fin de asegurar la propiedad de un proceder para perfeccionar las targetas para retratos fotográficos.
Dios guarde a V.S. muchos años.
Madrid, 22 de Marzo de 1867.
El Director General
Agustín de Perales


Luis Tarszenski murió cuatro años después sabiendo que su intento había dado en hueso, aunque ya supo intuir que millones de turistas sacarían sus móviles para retratarse sujetando la Torre de Pisa o abrazados sobre el Puente de los Suspiros. Un trozo de la Historia o un monumento para cada estado de ánimo..., carnaval o ruinas, ¿tú qué prefieres?

domingo, 18 de noviembre de 2012

No sé quiénes son esos niños


Ike Oliver envía desde Villena esta foto piramidal tomada por su bisabuelo Anastasio en Almansa. No sé quiénes son esos niños, me dice. Así que la guardo en la carpeta Anastasio Ibáñez Abad, que está dentro de la carpeta Catálogo, y a pesar de que la imagen me gusta, me olvido.

Un año después estoy hablando por teléfono con Juan Ibáñez Molina, último representante de la saga de fotógrafos en Gandía, y recordamos entre risas los pailebotes, los viajes a Venus y las explosiones destructivas de magnesio. Cuando cuelgo, abro la carpeta Catálogo, abro la carpeta JIM y me paro ante este retrato familiar estilo Cotton Club.


[Familia Ibáñez Aznar. Autor: Juan Ibáñez Navarro. Gandía, hacia 1927. (Archivo Juan Ibáñez). Sentados en el centro, los padres, Juan Ibáñez Navarro y Consuelo Aznar. Sentada a la izquierda, la hija mayor, Consuelo Ibáñez Aznar. Y de pie, los cuatro menores, de izquierda a derecha: Ramón, Manuela, Juan y Margarita Ibáñez Aznar.]

Y de repente..., caigo. Cinco hermanos. Comparo, ahí están, son ellos no hay duda Ike, ya sabemos quiénes son esos niños. La pirámide de los hermanos Ibáñez Aznar. Son los hijos del fotógrafo Juan Ibáñez Navarro y de Consolación Aznar. La familia que residía en Gandía visitaría al tío Anastasio en Almansa, para que éste pudiera conocer a sus guapos sobrino-nietos. Ya podemos poner un pie decente.


[Los hermanos Ibáñez Aznar. Autor: Anastasio Ibáñez Abad (Jumilla, 1857 – Villena, ?).
Almansa, hacia 1910. (Colección Enrique Oliver). Desde abajo y de izquierda a derecha: Consuelo, Manolita, Juan, Ramón y Margarita.]

En la hoja 19 del Padrón de Gandía de 1910, leemos:
Calle Mayor 44.
Juan Ibáñez Navarro, 39, casado, natural de Hellín, Fotógrafo, 14 años en Gandía.
Consuelo Aznar Martínez, 40, esposa, natural de Onteniente, 14 años en Gandía.
Consuelo Ibáñez Aznar, 11, Gandía.
Manuela Ibáñez Aznar, 9, Gandía.
Juan Ibáñez Aznar, 6, Gandía.
Ramón Ibáñez Aznar, 4, Gandía.
Margarita Ibáñez Aznar, 2, Gandía.

Juan Ibáñez Molina me habla de ellos: Yo los he conocido a todos excepto a mi tía Consuelín que era la mayor. Mi abuela Consuelo era un poco áspera pero a mí me quería mucho. Mi abuelo Juan Ibáñez Navarro, gran artista, aunque como es natural un poco bohemio, tenía un gran sentido del humor. Gran conversador y excelente amigo de todos. Merece un gran capítulo para él solo en tu novela. Ya te relataré alguna de sus "fechorías". A Consuelín no la conocí porque murió antes de nacer yo. Me decían mis tías que era la más artista de todos los hermanos. Mi tío Ramón Ibáñez Aznar estudió Derecho, aunque trabajó intensamente en el negocio familiar. Manuela Ibáñez Aznar, mi segunda madre, la tengo siempre en mi recuerdo, era un ángel. Juan Ibáñez Aznar, mi padre. Tenía su geniecillo pero siempre fue el mejor padre y siempre cuidó a sus retoños, cosa difícil durante la cruel época de la Guerra Civil. Hizo lo imposible para que no nos faltase nada. No se me borra de mis recuerdos cuánto le debo. Y mi tía Margarita Ibáñez Aznar. Era toda una artista y muy inquieta en cuanto a las modas y tendencias de la época. Colaboraba intensamente en el estudio con mi padre.

Aunque no se conocían, son familia y aquí se encuentran a través de la fotografía Ike Oliver (biznieto de Anastasio Ibáñez Abad) y Juan Ibáñez Molina (biznieto de Juan Ibáñez Abad). La Belle Époque y los felices años 20. Cinco hermanos, ha pasado un siglo...

Dedicado a Juan Ibáñez Molina, igual que el Principito, viaja desde pequeño por planetas y asteroides, siempre regalando risas y amistad. 
Gracias, Juan.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

Comprenderé que amo




[Autorretrato con Richard Burton. Autor: Vicente Ibáñez Gámez. Madrid, 1955. Richard Burton, (Gales, 1925 – Suiza, 1984). Vicente Ibáñez Gámez (Linares, 1930 – Madrid, 2010). El actor tendría unos 30 años, y el fotógrafo 25. (Archivo Vicente Ibáñez).]

Vicente instaló un bar en el interior de su estudio fotográfico de Gran Vía donde conseguía instantáneas como esta. Al fondo lucía un neón con la firma Ibáñez. El atrezo pasó de moda al cabo de los años y en este mismo espacio se ubicaron los retocadores. Richard Burton rodaba en aquellos momentos en España a las órdenes de Robert Rossen la película Alejandro Magno.

Tomando cañas, Alejandro acabó reconociendo a Vicente que ya no estaba seguro de nada, su pasado, su presente y su futuro se mezclaban en sueños, la conquista de Persia, el cabello de Hefestión, los labios de Cleopatra, el cuerpo de Liz...
–Vicente, uno de estos días me despertaré, y comprenderé que amo realmente. ¿Quién inventó ese concepto? Me he destrozado el puto cerebro sin encontrar respuesta.
–Vale Richard, pero apártate del foco, que me quitas la luz.


sábado, 27 de octubre de 2012

A través de cinco generaciones




Sobre la saga de los Ibáñez: Hellín en la Historia de la Fotografía.
Presentación de Beatriz Esteban Muñecas y Pedro J. Miguel en el V Encuentro de Historia de la Fotografía en CLM, el 26 de octubre de 2012 en Albacete.

Dedicado a Ana y a Gerardo.

jueves, 25 de octubre de 2012

El Fotico saluda al V Encuentro de Historia de la Fotografía en CLM recitando unas coplillas sobre la Feria de Hellín mientras fuma



[Autorretrato de Gabriel Ibáñez. Membrete G. Ibáñez. Hellín. Marco: 14,6 x 22,5 c. Imagen: 8,2 x 13,9 c. Hacia 1920. Archivo Gabriel Ibáñez.]

FERIA BARATA
Echaide

De festejos para pobres,
os voy a hacer el programa:
Día veinticinco, a las cinco,
gran repique de campanas;
a las seis y treinta y cuatro,
pasacalle o séase diana
con tambores y cornetas
pa echar a perder la banda;
pero tenéis la gran suerte...
porque esto no cuesta nada,
y además podéis tiraros
voltetas si os da la gana.
Por la tarde, la apertura
os la dan sin repesarla
y sin que cueste una gorda
tenemos la tarde echada.
El veintiséis, que yo sepa,
no se les ocurrió nada
a los de la comisión;
y si ocurrió, se lo aguantan.
El veintisiete, es brutal
la corrida que nos largan;
pero no entra en mi puchero
porque resulta algo cara.
A cambio, ese mismo día,
hay boleas en los Pinicos,
los Barreros y Santa Ana;
y luego, al oscurecer,
música también barata
en el Real de la Feria
si en otro lao no hace falta.
El veintiocho en la tarde,
la Macabea os aguarda
con un enorme surtido
de conservas en sus latas,
vino blanco que lo lleva
de una acreditada marca,
tres ollas, con minchirones,
caracoles y patatas.
El veintinueve, tenemos
una buena novillada
para el programa del pobre,
porque de verdad, es barata.
Y en los días sucesivos
se repetirán las dianas,
los disparos de morteros
y no sé si alguna traca.
Podéis ver a los tíos vivos,
podéis montar en las barcas,
tirar al blanco, ir al Circo
si no está cara la entrada.
[...]
Y con esto y cien pesetas
y otras cien para tu casa,
vas a pasar una feria
muy divertida y barata.

¡Adelante!, 13, Hellín, 27-09-1927, p.15.
(El Fotico y Echaide son heterónimos de Gabriel Ibáñez Martínez).

jueves, 18 de octubre de 2012

LAS NIÑAS MEONAS

Rosario Fuentes Lorenzo. Autor: Alejandro Ibáñez Abad. Hellín, hacia 1895. Membrete: Alejandro Ibáñez. Fotógrafo y Pintor. Dorso: Ídem. (Colección Antonio Olivares).

Si quieres contentar a todo el mundo, debes callarte y no escribir y no contar. Pero a este pensamiento conservador y mudo se opone otro, propio de quienes mantienen activa su capacidad de asombro: no se ama lo que se desconoce. Por eso, para celebrar esta rara felicidad que da el conocimiento de algunas cosas, vamos a reabrir este blog con la historia de las niñas meonas de Hellín.

Imagina un orinal tan elevado que a los mayores no deje agacharse y a los niños les haga zarandear sus patillas. Estos altos bacines (ideales para un poema de Larkin) solo se encontraban en las casas de las familias más pudientes. Y Rosarito y sus hermanos vivían en uno de estos afortunados hogares de la céntrica calle Tambores. A los 12 años se les murió un hermano que se llamaba Santiago como el padre, así que solo quedaron las hermanas, encumbradas en sus tronos antes de acostarse. Cuando llegaba la hora, pedían a gritos la chistera y ahí que trepaban para alimentar esa boca de cerámica y loza fina. Si alguna visita las veía sobre aquellos depósitos prominentes, enseguida se imaginaba que era cuestión de necesidad, más que de comodidad, y de esta manera empezó a nombrarlas el pueblo las niñas meonas.

Partida de matrimonio de los padres de Rosario:
Iglesia de la Asunción, Hellín. 15/09/1886.
Santiago Fuentes Álvarez (32 años, comerciante, natural de Villar Gordo, vecino de Madrid), con Josefa Lorenzo Rubio (25 años, natural de Hellín, hija de Alonso y Cándida).

¿Que dónde están los dos bacines?, uno cría un hermoso melocotonero, el otro se ha reciclado como paragüero. Por un truco de Alejandro Ibáñez Abad hoy conocemos esta historia urinaria, el truco de la Fotografía.

[Si quieres conocer más sobre la saga Ibáñez: 26 de octubre de 2012, a partir de las 10.00 horas, en el marco del V Encuentro de Historia de la Fotografía en Castilla-La Mancha, Salón de Actos del Centro Cultural de la Asunción, Calle de las Monjas s/n, Abacete].

Gracias a don Luis Brag, inmenso conocedor y narrador de la intrahistoria de Hellín; a Antonio Olivares, por su generosidad; y a Beatriz por atarlo todo con un aforismo.