Sobre una saga de fotógrafos: los Ibáñez.

martes, 31 de agosto de 2010

Toda la familia

Retrato triste de familia. Autor: Alejandro Ibáñez Abad. Hellín, hacia 1905. Membrete: A. Ibáñez. Hellín. Paspartú verde. Sentados, los padres y la hija mayor; de pie, los otros tres hijos. De izquierda a derecha: Laureana Martínez (la madre), Estrella Ibáñez, Alejandro Ibáñez Abad (el padre), Laura Ibáñez, Chus Ibáñez y Gabriel Ibáñez. El velador sobre el que María Jesús (Chus) apoya los brazos es el de tantísimas otras fotos. (Archivo Miguel Tomás).

¿Cómo consiguió Alejandro captar este regomeyo? Veamos, el autor se ubica en el centro de la composición y lee con rictus tenso la primera página de ABC. Su hijo Gabriel lee la misma noticia a distancia, asustado, inclinándose hacia delante y sujetándose con fuerza al respaldo de la silla, como diciendo si no lo leo, no lo creo. Laureana, a quien le gustaba hacerse llamar Laura, como no, es la única que mira directamente a cámara, y aunque está sentada, parece tan enfadada que en cualquier momento podría levantarse para atizarnos unos mandobles con el abanico. (Su actitud desafiante en un gesto muy suyo nos recuerda la entrada sobre las Martínez). Estrella es la única que se sitúa entre sus padres, los demás aparecen a la derecha de la imagen. Estrella es muy guapa, quizás por eso su padre le ha dado ese protagonismo. Al igual que su hermana Laura, mira a su derecha, fuera de campo. Ambas parecen preocupadas, serias, tal vez inquietas por algo que viene. ¿Qué observan, la puerta por la que has de entrar? Chus es para mí la mejor actriz. ¿Qué noticias traerá esa postal? ¿Qué será esa especie de cajita que ha quedado depositada junto a la mano izquierda? Chus ha tenido cuatro hijos. No le cuesta mirar al vacío, como le ha pedido su padre, mientras le vienen a la mente unos versos que aprendió a recitar hace años: sentado en un cable, fumando su pipa,
está un marinero pensando en las playas
de un vago, lejano, brumoso país.

En 1905 Alejandro y Laureana tendrían 50 años, Chus 28, Gabriel 24, Laura 14 o 15, y Estrella sobre los 20. Laureana (o Laura) parió a nueve hijos, pero cinco de ellos no sobrevivieron a la infancia. Los detectives han encontrado a Francisco (1879-?), Mª. Dolores (1889-?) y Alejandro (1894-1896), faltarían otros dos cuyos rostros se esconden en ese vago, lejano, brumoso país al que mira Chus. La obra podría presentar cierto valor desde el punto de vista de la Historia de la Fotografía en España, pues en ella se retratan juntos dos fotógrafos profesionales, Alejandro y Gabriel “el Fotico”, conocido en los círculos artísticos por Echaide. Pensábamos que con él se agotaban los fotógrafos en esta línea de los Ibáñez, pero recientemente hemos recibido una preciosa información. Gabriel Ibáñez Fondevilla, nieto de Gabriel “el Fotico”, nos ha comunicado que María Ibáñez Jávega, hija mayor de Echaide, o del Fotico, o de Gabriel, también colaboraba en el estudio mediante el retoque de negativos y la iluminación de positivos.

Cuando se reunía toda la familia, corrían el riesgo de acabar mirando al vacío de una sinfonía gris. En realidad no creo que fingieran tristeza, nerviosismo o mala leche, quizás sólo estaban hartos de posar.


jueves, 19 de agosto de 2010

Gato o canario

Autorretrato militar. Autor: Gabriel Ibáñez Martínez. Tarjeta postal. Hellín, hacia 1920. (Colección Gabriel Ibáñez Fondevilla). Tal vez algún lector pueda reconocer el tipo de uniforme. El plano contrapicado y la pose rapera hacen que Gabriel sea más Echaide que Fotico. No obstante se huele cierto tufillo burlón, tal vez el único olor soportable de la guerra.

A sus órdenes, mi teniente, ha sucedido de la manera siguiente. Yo ya sabía que a los gatos no les gustan los canarios y que se divierten haciéndoles daño. Entonces he intentado que el felino y el pájaro se hicieran amigos y, en el caso de que el gato quisiera hacer alguna sandez, darle una paliza para que no olvidara nunca en la vida el respeto que debe tenerle al canario. Yo soy un gran amante del mundo animal, ¿sabe?

Jaroslav Hasek, Las aventuras del buen soldado Svejk.


martes, 3 de agosto de 2010

Conexión Hellín-Cuernavaca



Autorretratos de Alejandro Ibáñez Abad (1890) y su hijo Gabriel (1910) tocando la guitarra. Hellín.

A las afueras de Cuernavaca un viento caliente agita flores y ramas. Las niñas salen corriendo de la piscina y abrazan y empapan a su madre, que acaba de llegar del trabajo. Sara deposita sobre la mesa una bolsa de papel, sus hijas abren los ojos como platos cuando ven lo que sale del paquete: una sandía azul.

No sé si algún día existirá en Hellín un restaurante llamado así, la sandía azul, pero de momento este fruto representa un exótico eslabón entre dos poblaciones tan distantes como Hellín (Albacete) y Cuernavaca (Morelos). La historia de cómo enlazaron manchegos y mexicanos no deja de ser extraña.

Los tambores aún atronaban cuando Lola Morales recibió a los detectives salvajes la noche del miércoles santo. Ya se contó en otra ocasión cómo al mencionar a la buscadísima Catalina, ella facilitó para sorpresa de los investigadores algunas pistas fundamentales. Pero qué tenían hasta entonces..., Juan Antonio Ibáñez y Francisca habían tenido cinco hijos: Juan, Josefa, Catalina, Alejandro y Anastasio, todos ellos fotógrafos y tan aficionados a la guitarra que en cuanto podían se retrataban con ella. Sabían además sus fechas de nacimiento y de fallecimiento, sus apellidos, Ibáñez y Abad, habían recopilado obra fotográfica no sólo de todos ellos, sino también de sus hijos, sus nietos y biznietos, no obstante sólo conocían el aspecto de Juan y de Alejandro. Por eso estaban empeñados en descubrir cómo eran Josefa, Catalina y Anastasio. De la segunda sabían que la epidemia de cólera de 1885 se la había tragado junto a toda su familia: unos cuantos hijos y su marido, un maestro llamado Juan Moreno. Ahora Lola Morales estaba allí delante diciendo que Catalina murió, sí, y que una vez vio una foto en la que ella tocaba la guitarra, pero que sólo dos niños, pobrecitos, sobrevivieron y fueron criados por su abuelo José que era hermano del maestro Juan Moreno con el que estaba casado la Catalina.

Lo detectives consultan sus fichas y ahí brillan los nombres de los supervivientes:

  1. Juan Antonio Moreno Ibáñez. Nacido en Hellín en 1875. Contrae matrimonio con una chica de Chinchilla (Ángeles Furio) el 21/09/1900. Sastre. c/ San Antonio.

  2. José Moreno Ibáñez. Nacido en Hellín en 1882. (Cuenta con tres años de edad cuando queda huérfano).

Pues fíjate, un hijo de José, les dice Lola, que se llamaba David Moreno, se hizo un guitarrista muy famoso que llegó a tocar con Cochita Piquer y se marchó a América y allí murió, y de pequeñín, después de la guerra ya daba conciertos en los teatros de Madrid. Los detectives apuntan cuatro palabras en su libreta: “David Moreno. Guitarrista. América.”

Al día siguiente las teclean en el buscador de Google. Salta una breve nota de la Wikipedia que parece confirmar la información de Lola Morales. Hay también carátulas de antiguos vinilos y hasta un divertido vídeo.

El rastro de David Moreno se va perdiendo entre compases y rasgados. Los detectives se desaniman. Vuelven a escuchar en Youtube algunas grabaciones y al repasar los comentarios se dan cuenta de que uno de los nicks corresponde a un familiar de David al que otro comentario denomina Ale tratándola en femenino. Los detectives teclean ahora “Alejandra Moreno. Guitarrista. América.” En una de las primeras entradas encuentran a Alejandra, hija del famoso guitarrista español David Moreno, trabajando en un hotel mexicano como concertista de guitarra clásica y flamenca. A continuación envían a la dirección de correo electrónico del hotel una solicitud rogando el contacto para localizar a la señora Alejandra Moreno. Pasan un par de días. El hotel contesta amablemente y los detectives escriben de inmediato a Alejandra describiendo sus pesquisas, pero con la duda razonable de que todo sea un malentendido o una simple coincidencia, de hecho la investigación parece una cadena de casualidades que parten de las conjeturas y recuerdos de Lola Morales mientras atronaban los tambores. A pesar del océano que los separa, Alejandra contesta y transmite a los detectives la siguiente información.

Certificado de nacimiento de David Moreno.

Registro civil de Gijón, Asturias.

Nace el 22 de noviembre de 1924. (Esto corrige la fecha de la Wikipedia).

Hijo de José Moreno Ibáñez, casado, jornalero, 42 años, natural de Hellín, Albacete. (¡El niño que quedó huérfano en Hellín a los tres años reaparece en Gijón!). Y de Lorenza Navarro González, natural de Hellín, Albacete. Nieto por línea paterna de Juan Moreno (el maestro!) y Catalina Ibáñez (aquí está!), naturales de Hellín, difuntos. Nieto por línea materna de Julián Navarro y de Laureana González, naturales de Hellín, Albacete. (Familia hellinera). Al expresado niño se le puso por nombre: David-Manuel.


Carátula de un disco de David Moreno Navarro.

Transcripción del mensaje de Alejandra Moreno:

“Mi padre llegó con Conchita Piquer la primera vez que vino a América, y después regresó con la compañía de Carmen Amaya y fue cuando decidió quedarse y radicarse en México. Murió el 12 de abril de 1980, mi madre es argentina y se llama Sara Haydee Tesera Aberastury. Tengo dos hermanos, David y Sara. Yo tengo 44 años, los 20 últimos dedicada profesionalmente a la guitarra clásica con recitales por todo el mundo. David, mi hermano mayor, también es concertista de guitarra clásica y lleva más de 30 años impartiendo clases de este instrumento. Todos vivimos en Cuernavaca, Morelos.”


Alejandra Moreno, hija de David Moreno Navarro, biznieta de Catalina Ibáñez.

David Moreno, hijo de David Moreno Navarro, biznieto de Catalina Ibáñez.

Los detectives salvajes anotan algunas conclusiones:

-Hay casi un siglo entre los primeros y los últimos guitarristas. El cólera, la muerte, el hambre, el tiempo, todos vencidos por la música.

-¿Por qué marcharían a Gijón?

-Alejandra se llama así como homenaje al hermano de su bisabuela, aquel fotógrafo que viajaba en globo. ¿Quién dijo “pésimo concertista”, si lo llevaba grabado a fuego? Conexión Alejandro Ibáñez Abad con Alejandra Moreno.

-Buscar la foto de Catalina.

-Conexión Hellín-Cuernavaca.


Mariana y Renata, las hijas de Sara, gritan de alegría. Su madre les dice:

–Vamos a celebrar que les han salido primos españoles comiéndonos esta jugosa sandía azul.