Hemos recibido una información que ha confirmado quién es la niña que acompaña a Juan Ibáñez Abad. En efecto, se trata de su hija Asunción. Nos hemos alegrado tanto por esta identificación que inmediatamente nos hemos convertido en detectives salvajes para hurgar en los libros de partidas de Yecla. No hemos tardado mucho en encontrarla en el libro de bautismos correspondiente al año 1891. Nace el 18 de marzo a las 11:00 h. en Niño, 52. Nombre completo: María Asunción Gabriela Josefa Ramona Pascuala Vicenta (!). Su padre: Juan Ibáñez Abad; pero su madre no es Margarita Navarro. ¿Cómo? Aquí pone Asunción Martínez Plaza (?). Vaya, nos tememos lo peor... Vamos a los libros anteriores y encontramos que el 4 de octubre de 1886 Margarita alumbra a dos gemelos: Vicente y Francisca. (El mayor por una hora, Vicente Ibáñez Navarro, será fotógrafo en Yecla, Cieza, Linares y Madrid: calle Montera; la menor por una hora, Francisca Ibáñez Navarro muere a los catorce meses, un triste día de Navidad de 1887). Está claro que algo pasó con la exuberante Margarita entre el nacimiento de los gemelos en octubre de 1886 y mediados de 1890. Solicitamos los libros de defunciones de ese período. Margarita Navarro, consorte de Juan Ibáñez Abad, muere el 10 de octubre de 1886 (seis días después de parir a los gemelos), a los 40 años de edad, en la calle Niño, 52. Tras 16 años de matrimonio, una infección, la típica fiebre puerperal de aquellos tiempos, hizo que Juan llorara de rabia por primera y única vez en su vida. Somos detectives salvajes.
Pero volvamos a Asunción, lo que importa ahora es que ha dejado de ser una desconocida, ese rostro que posaba anónimo en el tiempo tiene ya nombre, tiene ya una historia que aún se prolonga, pues surge un nuevo dato para tirar de la cuerda: Asunción se casó con Juan Giménez Torregrosa el 9 de septiembre de 1914 en Yecla. Y la que era Margarita ya no es Margarita, sino Asunción madre, pues Margarita llevaba enterrada catorce años cuando se reveló la foto que encabezaba la entrada anterior. Tachamos y corregimos, cambiamos la historia de quienes no tienen Historia y nos quedamos pensando en estas imágenes que nos engañan y nos muestran datos falsos o equívocos o inexactos. Presentimos que la historia se sustenta sobre pies de barro y garabatos distraídos. Y al pensar en todos esos rostros perdidos en la otra cara del tiempo, la negra espalda de Javier Marías, nos sobreviene una sensación incómoda de vértigo.
Este blog empieza a funcionar: Teresa Ibáñez Losada, descendiente de Juan Ibáñez Abad, ha tenido la gentileza de ponerse en contacto con nosotros.
(La entrada sobre Rafaela Tomás, mañana).
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